lunes, 3 de septiembre de 2007

El Sentido del Viaje




Con el alma apasionada
navegaste lejos de tu casa paterna
franqueando los dobles peñascos del mar
y habitas una tierra extraña .

Medea




Accidentalmente uno se puede encontrar en una tierra extraña . El olfato de la memoria vuelve a recorrer intensamente los años extraviados en el tiempo : una estación antigua descubierta por casualidad ,el giro del viento sobre los árboles que se doblan en la noche desconocida .
El gran silencio entre las piedras y las uvas . Allí a veces la gran confusión del espíritu , la voz de la ciudad dormida entre la niebla . Se necesita mucho tiempo para llegar y entender lo que se nos revela como el agua transparente ; éste parece ser un lugar del que se regresa , un lugar que parece no existir , un lugar al final del camino , fuera de la vulgaridad del mundo , sostenido por su propio barro carcomido e infinito .
Allí entre las montañas y los ríos , bajo la inmensa luz del otoño enloquecido , supe que había que volver , entender el viaje entre los miles de viajes realizados con la imaginación y con el cuerpo ,los ojos cerrados descifrando los signos del mundo , la escritura de la vida entre mis manos resecas por el olvido de aquellos años de olores y sustancias esenciales . Doblado en un relato de fantasmas y calles vacías , la arquitectura se presentaba como toda la belleza del mundo entre las tejas y los almendros . Toda la vida expuesta desnuda y amablemente delante de mi asombro . Allí en ese pequeño pueblo , fuera del destino , fui a encontrar mis pasos perdidos , el lugar donde poder enterrar mi cabeza y respirar bajo la tierra , ser y otra vez volver a ser la infancia , el caballo aparecido detrás de la lluvia , el cuento maravilloso de los demonios y el miedo .Comencé a ser así un poco de esa fuerza que flotaba a mi alrededor .Había que tener la paciencia ardiente del deseo , reconstruir las ruinas solemnes , escuchar el paso del tren allá en el bajo , el grito metálico de los pájaros nocturnos . Desnudarse , hacer el amor con seres invisibles , sentir sus labios frescos en mi boca y sus brazos tirando de mi cuerpo hasta el interior de la casa vacía.
Al asomarse a ese ahora , uno parece tomar conciencia de la muerte ; es como no esperar nada ,tratar de avanzar y sorprenderse de ser un prisionero que quizás jamás volverá a ser libre , permanecer en un lugar del cual no se entra ni se sale , solamente se está .Tomar el tren en una estación que luego vuelve a ser la misma , sentirse indefenso ante las lentas fuerzas que se quieren revelar , sentir el abandono de la claridad que se desploma como un chasquido de leños secos entre las religiosas cenizas del aire.
Como la barca que nos lleva hacia lo desconocido , hacia el último viaje del cual nadie sabe nada , comencé a caminar hacia una oscuridad llena de voces misteriosas que me atrapaban .El grito duro de las piedras me hizo sentir mi confrontación con la muerte , y ante ese paisaje lúgubre y solemne , lleno del terror físico de un animal expuesto al sol , pude sentir que llegaba al final de una vida y comenzaba a recuperar la inocencia de los hombres enfrentados a su destino .Debía entonces reanudar esa confrontación , someter mis ideas y mi conocimiento de la civilización al olvido , abrazarme a esta muerte y olvidar la eternidad , ser el presente que me acaricia y solo estar ahí tendido entre el rumor del agua y la alegría de estar aún vivo.
Confundido así entre las imágenes de un mundo aparentemente perdido, comenzaba a crear los vínculos que me atarían a los auténticos signos de la poesía y la belleza.
Corinto y su ignorada presencia en el mapa se iba revelando hasta dar forma a un sorprendente laberinto que se trazaba sobre la geografía del destierro , sobre el equilibrio de la razón y lo sagrado , sobre el implacable límite de la naturaleza.
Allí está el tiempo para la contemplación del mundo ; contemplación que en otros lugares fue sustituida por la tragedia del alma . Allí en ese pequeño pueblo de habitantes metafóricos nada parece tener un orden lógico , pero a su vez todo parece ser comprendido .Uno se encuentra allí en un cielo sin límites, reconcentrado , enfrentándose a las ruinas que la historia ha desperdiciado . Algo extraño parece forjarse entre la soledad y el silencio . Lejos del mar ,pero con la misma opresión con que la belleza forjara a los griegos ,el pueblo se sitúa al borde de los ríos ,protegido por las montañas que esconden la desesperación de su tragedia .
El agua del tiempo silencioso eleva hacia el cielo una plenitud angustiada e insinúa los secretos clausurados .Ya no hay más que el polvo de un antiguo imperio . Ya nada puede parecerme más real que el olvido y sobre el inmenso atardecer los límites del mundo y del hombre se confunden .


Mynotauro

1 comentario:

jacqueline dijo...

Creo que es esto lo que sintieron mis antepasados no tan lejanos, cuando partieron de España, escapando de la mala vida y sin darse cuenta (Según me cuenta mi padre), llegaron a orillas de unas tierras extrañas y para nada parecidas a las que esperaban llegar (sería Venezuela o Cuba, me imagino), pues mi padre me cuenta que llegaron por Constitución (Ahora) y entraron hasta llegar unas tierras muy hermosas, rio arriba (Maule),donde se instalaron y plantaron viñas e hicieron sus vidas allí, lugar muy querido para mi, pues pasé gran parte de los veranos de mi infancia montando a caballo, recogiendo fruta y bañandome en ese rio tan precioso.
Es como dices en ese texto tan bien producido, es como si el tiempo se hubiese detenido al estar en Corinto, además se siente el aire a otras gentes, al pasado bullante y lleno de esperanzas que buscaron nuestros antepasados.